Por Juan Sanabria Cruz, pastor de la Iglesia Cristiana Reformada de Canarias
Una cosa es respetar a las personas por su elección sexual, aunque se esté en las antípodas de su ideología y de la cual cada quién es responsable, y otra muy distinta que nos quieran imponer al resto su ideología, sus fiestas, su propaganda, su día o su mes entero, su politización, su empeño en educar o «concienciar» a los niños ajenos en las escuelas, obligar a hacer ondear su bandera en los edificios públicos oficiales de las instituciones estatales y sus desfiles con su exhibicionismo. Ya esto cansa a muchísima gente que tiene miedo a hablar ¡Ojo con eso! No es lo mismo salir del armario, y evitar cualquier tipo de maltrato físico o verbal, que querer obligarnos a todos a meternos en él. Piden un respeto que no tienen por los demás. Además lo hacen con hostilidad e intimidando a quien discrepa. Eso se llama DICTADURA IDEOLÓGICA y eso termina dañando la convivencia pacífica entre diferentes. Las autoridades civiles deben tomar nota de ello, y no solo tomar nota sino tomar medidas.