Creencias

Como iglesia todas nuestras creencias están basadas solamente en la Biblia. Aquí puedes encontrar un resumen de nuestras enseñanzas principales. Para una descripción más completa y detallada de nuestras doctrinas, puedes consultar la Confesión Bautista de Fe de 1689.

LAS ESCRITURAS

Las Escrituras del Antiguo y el Nuevo Testamento (la Biblia) fueron dadas por la inspiración de Dios y son el único estándar suficiente, seguro y autorizado de todo conocimiento, fe y obediencia salvadoras.

DIOS

Hay un solo Dios, el Creador, Conservador y Gobernante de todas las cosas, teniendo todo tipo de perfección en sí mismo y de sí mismo, siendo infinito; y a Él toda criatura le debe el nivel más elevado de amor, reverencia y obediencia.

LA TRINIDAD

Dios se revela a nosotros como Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada uno con distintos atributos personales, pero sin división en su naturaleza, esencia o ser. Hay un único Dios en tres personas. 

LA PROVIDENCIA

Dios, desde la eternidad, decreta y permite que acontezcan todas las cosas, y sostiene, dirige y gobierna perpetuamente todas las criaturas y todos los eventos sin ser de ninguna manera el autor o el aprobador del pecado, y sin destruir la responsabilidad de los seres humanos.

LA ELECCIÓN

La elección es la selección eterna de Dios de algunas personas para la vida eterna (salvación)  no por algún mérito previsto en ellas, sino por su mera misericordia en Cristo y por consecuencia de esto estas personas elegidas por gracia son llamadas, justificadas, santificadas y glorificadas.

LA CAÍDA DEL HOMBRE

Dios originalmente creó al hombre (Adán y Eva) a su propia imagen y libre de pecado; pero, por medio de la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y cayó de su santidad y justicia original; por lo cual todos sus descendientes heredan la naturaleza corrupta y completamente opuesta a Dios y su ley, están bajo condenación, y tan pronto como son capaces de actuar moralmente, llegan a ser transgresores verdaderos. 

EL MEDIADOR

Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, es el mediador designado divinamente entre Dios y el hombre. Habiendo tomado en sí la naturaleza humana, pero sin pecado, Él cumplió con la ley perfectamente, padeció y murió en la cruz por la salvación de los pecadores. Fue sepultado, resucitó al tercer día, y ascendió a su Padre, en cuya diestra vive para siempre para hacer intercesión por su pueblo. Él es el único Mediador, Profeta, Sacerdote, Rey de su Iglesia y Soberano del universo.

LA REGENERACIÓN

La regeneración —o nuevo nacimiento— es un cambio de corazón, una obra del Espíritu Santo —efectuada por la iniciativa soberana de Dios—, quién da vida a los que están muertos en sus transgresiones y pecados, iluminando sus mentes espiritualmente para salvación con el fin de entender la Palabra de Dios, y renovando su naturaleza completa para que amen y practiquen la santidad. La regeneración es una obra solamente de la gracia gratuita y especial de Dios.

EL ARREPENTIMIENTO

El arrepentimiento es un cambio de mente y rumbo, en el cual el Espíritu Santo hace consciente a una persona de la maldad multiforme de su pecado, para que se humille con tristeza piadosa, que deteste, y aborrezca el pecado, con el propósito de caminar ante Dios de tal manera que le agrade en todas las cosas. Las personas se arrepienten de sus pecados por la gracia de Dios.

LA FE

La fe salvadora es la creencia y confianza en Cristo, como único Salvador y único camino para el perdón de los pecados y la vida eterna. La fe es un fruto del Espíritu Santo, quien obra en el corazón del pecador para que entienda el evangelio y se convierta a Dios.

LA JUSTIFICACIÓN

La justificación es la absolución misericordiosa y total de todo pecado, dada por Dios a los pecadores que creen en Cristo mediante el sacrificio que hizo Cristo en la cruz. No es dada por algo merecido ni hecho por los hombres, sino por causa de la obediencia perfecta de Cristo. Los hombres reciben la justificación y confían en Jesús y su justicia por fe. Somos declarados justos ante Dios solo por fe en Cristo y no por obras ni sacramentos. 

LA SANTIFICACIÓN

Aquellos que han sido regenerados y justificados también son santificados por medio de la Palabra y el Espíritu de Dios que vive en ellos. Esta santificación es progresiva a través de la obra de perfeccionamiento realizada por Dios, mediante el Espíritu Santo. Todos los verdaderos creyentes anhelan la santidad, buscando una vida en obediencia dispuesta a todos los mandamientos de Cristo.

LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

Los que Dios ha aceptado en Jesús, y santificado por su Espíritu, jamás caerán totalmente, ni rechazarán al final de cuentas, su estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán y serán guardados por Dios hasta el final; y aunque pueden llegar a caer en el pecado por negligencia y tentación, contristando al Espíritu, impidiendo sus gracias y consuelos, trayendo reproche a la Iglesia y juicios temporales sobre ellos mismos, aun así serán renovados nuevamente para arrepentirse, por la gracia de Dios, quien les preservará sin duda alguna hasta el final. La salvación no se pierde.

LA IGLESIA

El Señor Jesús es la Cabeza de la Iglesia, la cual se compone de todos sus discípulos verdaderos, y en Él reside todo poder para su gobierno. Según su mandamiento, los cristianos han de reunirse en iglesias locales; y a cada una de estas iglesias Él ha dado la autoridad necesaria para administrar el orden, la disciplina y la adoración que Él ha designado. Las iglesias locales deben tener pastores (obispos o ancianos) y diáconos, quienes se encargan del liderazgo espiritual y la gestión de las necesidades prácticas respectivamente. 

EL BAUTISMO

El bautismo es una ordenanza del Señor Jesús, obligatoria para todo creyente, en la que este es sumergido en agua en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, como un símbolo de su unión espiritual con Cristo en su muerte y resurrección, el perdón de los pecados y de su entrega a Dios, para vivir y andar en vida nueva.

LA CENA DEL SEÑOR

La Cena del Señor es una ordenanza de Jesucristo que ha de administrarse con pan y vino, la cual han de celebrar sus iglesias locales hasta el fin del mundo. No es en ningún sentido un sacrificio ni los elementos se convierten en nada diferente, sino que fue un símbolo ordenado para recordar la muerte de Jesucristo hasta que Él vuelva. La Santa Cena fortalece la fe de los cristianos, sirviendo como un vínculo, un compromiso y una renovación de su comunión con Cristo, y de su comunión con la Iglesia. 

LA RESURRECCIÓN

Los cuerpos de los hombres se convierten en polvo después de la muerte, pero sus espíritus regresan inmediatamente a Dios; los creyentes descansan con Él; los incrédulos serán guardados bajo oscuridad para el juicio. En el día final, los cuerpos de todos los muertos, tanto de creyentes como de incrédulos, serán resucitados.

EL JUICIO FINAL

Dios ha designado un juicio final en el cual Él juzgará al mundo por medio de Jesucristo, cuando le dará a cada persona según sus obras: los incrédulos no arrepentidos entrarán en el castigo eterno del infierno y los creyentes, en la vida eterna (el paraíso).